Custodia compartidaHumberto Santana8.5Andrés Quintero8LO MEJORLa tensión sicológica, siempre fundamentada en la profundidad de los personajesLas actuacionesLa dirección cinematográficaLO MALOHabría que buscar mucho para encontrar algo que valga la pena mencionar2019-04-038.3NotableTÍTULO ORIGINAL: Jusqu’à la gard OTROS TÍTULOS: Custody AÑO: 2017 DURACIÓN: 1h 33min GÉNERO: Drama PAÍS: Francia DIRECTOR: Xavier Legrand ESTRELLAS: Denis Menochet, Léa Drucker, Thomas Gioria, Mathilde Auneveux Hay películas a las que es mejor llegar a la sala de cine sin saber mucho de ellas; Custodia compartida es un buen ejemplo. No es precisamente porque haya un gran misterio por resolver ni nada que se le parezca, tampoco se va a estropear del todo si ya se sabe algo (o mucho) previamente, es simplemente que el planteamiento del director Xavier Legrand se disfruta más cuando el lienzo del espectador está prácticamente en blanco. Para hacerse una idea preliminar bastaría con ver el trailer que aquí se incluye, que por cierto está muy bien editado. Así que en este primer párrafo quizás sea mejor solo mencionar que Custodia compartida es una película inteligentemente planteada, profunda, atrapante y, como resultado, muy entretenida. La trama gira en torno al drama de una familia en la que los padres se han divorciado y están en un conflicto intenso sobre el tiempo el padre podrá pasar con su hijo, quien vive con su madre y su hermana mayor. Los primeros minutos de rodaje se presentan desde una perspectiva neutral, casi que desde los zapatos de la juez que los escucha en la audiencia. Y aunque de entrada el personaje de Antoine, el padre (Denis Ménochet) genera cierta antipatía sin que se sepa por qué, no es menos cierto que la situación en la que la madre (Léa Drucker) quiere negarle por completo la posibilidad de pasar tiempo con su hijo, se siente exagerada, injusta, quizás manipuladora y vengativa. Y es desde esta ambigüedad, a ritmo constante, que Legrand empieza a construir no solamente el drama profundo que la situación conlleva para padres e hijos, ahondando en sentimientos, inseguridades y temores, sino que fibra a fibra teje una tensión que se incrementa sin parar a medida que transcurre la película y conocemos más a fondo los personajes. Sin exageraciones, siempre dentro de la realidad de una familia que podría ser vecina de cualquiera, con una habilidad cinematográfica extraordinaria y una elegancia impecable. Así que una cosa es entender e imaginar el drama íntimo de los caracteres, y otra es experimentar de primera mano e incrementalmente la tensión sicológica que se apodera de ellos. La perspectiva del hijo (Thomas Gioria) es particularmente sensibilizante. Su interpretación no solamente se siente natural y convincente, al igual que las de Léa Drucker y Denis Ménochet, sino que las tres son fundamentales en el efecto que Legrand logra en la película. La tensión termina siendo tan intensa que no es descabellado preguntarse si se trata de un drama que se intensifica con lo atemorizante de la situación, o si es más bien un thriller agudo que es capaz de aterrorizar aún inmerso en lo cotidiano, sin sacrificar sentido ni fondo. Sea cual sea la respuesta (o la intención original), Custodia compartida -ganadora en los premios Cesar y en Venecia en diferentes categorías- es una de esas películas que no caen en ambiciones fuera de foco, tienen su norte claro y por esto terminan siendo tremendamente sólidas e impactantes, sorprendiendo gratamente y haciendo un aporte significativo al cine.
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