Verano 1993Humberto Santana8.5LO MEJORSu honestidad y naturalidadLO MALONada puntual2018-04-268.5Muy buenaTÍTULO ORIGINAL: Estiu 1993 OTROS TÍTULOS: Summer 1993 AÑO: 2017 DURACIÓN: 1h 37min GÉNERO: Drama PAÍS: España DIRECTORA: Carla Simón ESTRELLAS: Laia Artigas, Bruna Cusí, David Verdaguer, María Paula Robles La pérdida de un ser querido se ha abordado innumerables veces en el cine. Hacerlo con sensibilidad, profundidad, elegancia cinematográfica y especialmente con un sello particular y auténtico no es sin embargo una tarea para nada sencilla, pero esto es precisamente lo que la directora y co-guionista Carla Simón logra contundentemente en su ópera prima, basada en su propia vivencia, por la que fue premiada en el Festival de Berlín. La película catalana comienza con Frida, una niña de unos 7 u 8 años que ha perdido recientemente a su madre por el sida (no se menciona explícitamente) y debe vivir ahora con la familia de su tío, conformada por su esposa y una niña, su nueva hermanita, más pequeña que ella. La historia se nos presenta enteramente desde la perspectiva de Frida, y este es sin duda uno de los grandes aciertos. Todo se construye a partir de los pequeños detalles cotidianos de su nueva vida: fracciones de conversaciones de los adultos que apenas le permiten entender lo que ha pasado, los juegos con su hermana y su relación con ella, la tensión de las situaciones familiares que debe vivir ahora siendo ella una nueva presencia, los objetos en los que Frida posa su atención, el rechazo que genera la enfermedad de su madre, su relación con una pequeña Vírgen en una gruta, la dualidad entre la compasión que produce su situación y sentirse tratada «sutilmente» como una intrusa, pasar de la ciudad al campo. Es así que la directora logra inundar su película de una naturalidad asombrosa, apartándose radicalmente de exageración alguna, del más mínimo énfasis inadecuado y estropeado por el melodramatismo. Su enfoque es tan honesto y alejado de manipulaciones que hace pensar en que si no se presta la suficiente atención, el espectador puede perderse los detalles que construyen el verdadero mensaje de la película, y así de momentos de gran emotividad y belleza. Sin duda otro gran acierto de la película es la selección de los actores. Las interpretaciones en general son sobresalientes, fundamentalmente por su autenticidad. La actuación de Laia Artigas en el papel Frida es uno de los elementos indispensables de la película, frágil y fuerte al mismo tiempo, con un halo de melancolía presente aunque juegue y ría, que sensibiliza profundamente. La directora logra extraer de María Paula Robles, la niña más pequeña, momentos de espontaneidad asombrosos. Bruna Cusí y David Verdaguer en los papeles de los padres adoptivos no se quedan atrás, aportando enormemente a la problemática familiar que supone una situación como la que se nos presenta y -especialmente desde la perspectiva de la madre- revelando su propio drama interior. Verano 1993, por su naturaleza, pasará quizás algo inadvertida, pero es una pequeña joya sobre el duelo y la adaptación.
Debe estar conectado para enviar un comentario.