Parásito
Andrés Quintero9
LO MEJOR
  • El guión
  • El manejo de los espacios
  • Su narrativa
LO MALO
  • Algo, no sé bien qué, en su final
9Muy buena

TÍTULO ORIGINAL: Gisaengchung

OTROS TÍTULOS: Parásitos

AÑO: 2019

DURACIÓN: 2h 12min

GÉNERO: Comedia, Drama, Thriller

PAÍS: Corea del Sur

DIRECTOR:  Bong Joon-ho

ESTRELLAS: Song Kang-ho, Lee Seon-gyun, Jang Hye-jin, Cho Yeo-jeong, Choi Woo-sik, Park So-dam, Park Seo-joon, Lee Jeong-eun, Park Keun-rok, Hyun Seung-Min

Si por las fiestas de fin de año le está costando trabajo reinsertarse a su rutina, le tengo una recomendación: váyase ya mismo a ver Parásito (en la traducción algunos países hispano parlantes  usaron el plural Parásitos), la última película del surcoreano  Bong Joon-ho. Le aseguro que después de verla su propósito de reinserción a la cotidianidad será, ya no una inclinada cuesta, sino toda una verdadera pesadilla.

Estamos ante una película, magistral a mi juicio, que elude todo rótulo de clasificación. Si bien su tono es preponderantemente el de la comedia, Joon-ho termina sirviéndose de ella para timar al espectador trasteándolo, sin mayor contemplación, de la risa al escozor. Como con tino lo anotó un comentarista, en Parásito es fácil pasar del reírse al arrepentimiento por haberse reído. Ese es uno de los grandes aciertos de una película que logra equilibrar lo que de por sí es un perfecto desequilibrio.

Historia o crónica o parodia o nada de lo anterior o todo lo anterior, de dos familias.  Una pobre y otra rica. Mundos distantes que se conectan cuando uno de los hijos de la primera entra a trabajar, al servicio de la segunda, como profesor de inglés de la hija mayor de la casa.  Esta conexión  va esparciéndose como un virus que pone sobre la mesa, mediante una comparación tan grácil como lacerante, las flaquezas, virtudes,  anhelos y aberraciones de dos mundos, de dos familias,  tan similares como antagónicas.

Aquilatan el trabaja de Joon-ho varias cosas. Una primera es la técnica narrativa que emplea su director.  El espectador no entiende bien qué es lo que lo tiene tan agarrado a una historia, bien contada sí, pero que a ratos pareciera conformarse con el precario título de una buena comedia romántica. Sin embargo es ese mismo espectador el que siente que algo extraño ronda por ahí y que sin darse apenas cuenta lo están conduciendo a un lugar que no lograr precisar cuál es, así como tampoco tiene claro si quiere que allá lo lleven.  Esa intensidad narrativa es tan desconcertante como asombrosa y, más allá de la historia subyacente, ratifica la genialidad de Joon-ho y la contundencia del guión cuya autoría comparte con Jin Won Han.

Una segunda y enorme virtud de Parásito es el manejo de los espacios y la asociación de sus significados.  La geometría visual de Parásito transmite una sensación ambivalente que se desliza entre la amplitud y la estrechez,  la luz y la oscuridad, lo que está arriba y lo que está abajo.  Contraposición de conceptos puesta al servicio de una velada, o quizás descarnada, critica a la desigualdad de la sociedad surcoreana, nada distinta a la que se vive y vivimos en otras latitudes.  Los pobres viven abajo, en sótanos o subterráneos en los que el caos lo oscurece todo y las lluvias son una amenaza de inundación inminente. Lo ricos viven arriba, mirando siempre a través de inmensos ventanales que les permiten tener como cuadros descomunales paisajes tan exuberantes como falsos.  En esa bonanza de luz y espacio el aire corre purificándolo todo. Nada huele a nada porque todo huele a limpio.  En la estrechez, en cambio, el aire se detiene, se estanca y al hacerlo emergen olores densos y viscosos que se adhieren a las paredes, a las ropas y, especial y fijamente, a las pieles. Atención a este tema de los olores que tiene una importancia detonante en la película.

Unos y otros, los integrantes de tan dispares y próximas familias, tienen sus vicios y sus virtudes. No son perfectos y quizás pudiera pensarse que entre ellos pueda establecerse una convivencia complementaria, provechosa y constructiva.  Incluso, si de soñar se trata, no podrían acaso enamorarse profesor y alumna?  Pareciera haber, sin embargo,  diferencias que ponen las cosas en su lugar o, más bien, inequidades que amenazan con desestabilizar o subvertir  los órdenes aparentes. Es por esta última puerta, de consecuencias insospechadas, que se mete Joon-ho

El contrapunteo de espacios que hace Joon-ho es de una elocuencia magistral. La cámara se desplaza sutilmente transmitiendo, según cual sea la necesidad, vaporosidad o densidad, fluidez o estancamiento, luminosidad o penumbra. Como la historia es tan atrapante y absorbente, dificulta detenerse en aspectos como estos. Por eso  bien vale la pena repetirse la película para apreciar mejor la intrepidez y la exquisitez del trabajo de Joon-ho.

Palabras finales, también elogiosas, para el elenco de Parásito. Hay que admitir – o al menos yo debo admitir –  que el hecho de ser asiáticos sus actores  y asiático el entorno social   en el que estos se mueven, le da a la historia un toque aún más llamativo. Es como si la belleza, la riqueza, la pobreza, la ambición, la venganza, la fidelidad, la solidaridad y el propio amor adquirieran un matiz distinto siendo,  como finalmente son, construcciones culturales cada vez más transversales y universales. Lo cierto es que todo el equipo logra un trabajo creíble y consistente tanto para hacer reír, como para luego estremecer y finalmente poner a reflexionar.

Empezó ya la maratón de premios que tendrá como remate la entrega de los Oscares. En las dos premiaciones que ya tuvieron lugar (los Golden Globe y los Critic Choise Awards) Parásito ganó la medalla a  mejor película en idioma extranjero. En el caso de los Critic Awards Joon-ho compartió honores con Sam Mendes como mejor director, este último por la portentosa 1917 que ya pronto llegará a nuestras pantallas. (Dicen las malas lenguas  que el premio a Joo-ho se debió a que Mendes no quiso ir a la ceremonia y había que asegurar, para las graderías, un receptor con algún nombre y representatividad). Para el Oscar Parásito tiene cinco nominaciones: mejor película, mejor película en idioma extranjero, mejor guión, mejor dirección y mejor montaje. Aún tengo mucho por ver pero, sin requerirse mayores poderes adivinatorios, creo que la surcoreana se quedará solamente con la estatuilla a mejor película en idioma extranjero. Yo le daría también la de mejor guión pero no es el mayor o menor número de preseas el que definirá su calidad porque ésta ya está certificada por  el ritmo de su narración, por el impecable manejo de espacios  a través de contraplanos, por la contundencia de su guión   y por esa perturbadora manera de entremezclar comedia y drama o, para decirlo con crudeza,  banalidad y brutalidad.