Mi gran noche
Andrés Quintero7
LO MEJOR
  • Sin fanatismos pero también sin dudas, Raphael
  • Más que simple entretención, diversión de la buena
LO MALO
  • La delgada frontera entre lo frenético y lo caótico.
7Buena

MI GRAN NOCHE AFICHETÍTULO ORIGINAL:  Mi gran noche

AÑO: 2015

DURACIÓN: 100 min

GÉNERO: Comedia

PAÍS: España

DIRECTOR: Álex de la Iglesia

ESTRELLAS: Raphael, Mario Casas, Pepón Nieto, Blanca Suárez, Carlos Areces, Luis Callejo, Carmen Machi, Jaime Ordóñez, Santiago Segura

 

Raphael forma parte de mi vida, pero no de manera exterior, sino que es algo que está dentro de mí. Para bien o para mal, te guste o no, este hombre está dentro de cada uno de nosotros”

Alex de la Iglesia

 

Acostumbrado por más de cincuenta años a ser el centro de atracción no solo por su portentosa voz, sino por la fanfarria histriónica con la que, fuera y dentro del escenario, suele adornarse, uno tendería a pensar que a Raphael, protagonista de Mi gran noche, le debió costar someterse a las órdenes del director bilbaíno Alex de la Iglesia. Dicen, sin embargo, que la cosa no fue así. Que el trabajo de estos dos grandes fue pura diversión y fácil entendimiento. Representar a Alphonso un divo de la canción, tan marchito como vigente, no debió significarle a Raphael mayor dificultad. Era hacer de sí mismo agregándole al personaje unos pocos gramos de envidia y mezquindad. Tampoco debió ser mayor carga para de la Iglesia dirigir a este baladista icónico de los sesentas y setentas con cuyas canciones aquel creció como crecieron tantas y tantas generaciones hispanoparlantes, la mía entre ellas.

Mi gran noche, título de una de las clásicas canciones interpretadas de Raphael, es también el nombre del último trabajo cinematográfico del polémico y polifacético Alex de la Iglesia. En las afueras de Madrid se está grabando la escena de una fiesta de fin de año. Decenas de actores de relleno se apretujan en una fingida celebración donde deben reír o aplaudir según se los ordene el perifoneo de un asistente de producción. José (Pepón Nieto) es uno de ellos. Llega tarde a la grabación y estará todo el tiempo debatiéndose entre una mamá (Terele Pavez) que quedó en recoger y los devaneos de su bella compañera de fingimiento y mesa (Blanca Suárez). Detrás de la impostada fiesta se teje una red de venganzas, codicias y celos. Alphonso no va a permitir que lo opaque Adanne (Mario Casas), un galán de pacotilla que se pretende cantante, ni permitirá tampoco que uno de sus fans (un fantástico Jaime Ordoñez) , obnubilado por la cercanía de su ídolo, le vuelve los sesos en el escenario como venganza por no haberle contestado ni una sola de sus cartas apasionadas. Los animadores de la celebración se disputan el favor del productor y una infaltable damisela echará a rodar sus encantos y engaños para estar al lado de la figurilla farandulera del momento.

MI GRAN NOCHE SEC

Es en medio de este abigarrado cuadro de personajes y situaciones que de la Iglesia libera sus excentricidades, nostalgias y burlas. El resultado, una comedia entretenida, caótica y delirante pero de no de gran calado. Los pocos metros de hondura se los da, quien lo creyera, el mismísimo Raphael y no por una actuación sobresaliente o por la interpretación de sus canciones, sino por su presencia y por la impronta que su nombre y todo lo que se le asocia le imprimen a la película. Si Raphael no hubiera sido Alphonso (con la misma galicada y pedante ph) y si varios de los personajes no hubieran gravitado en torno al famoso monstruo de la canción, Mi gran noche se hubiera perdido en la fosa común de las comedias ordinarias. No lo digo porque me guste Raphael que, dicho sea de paso, me gusta mucho; lo digo porque más allá de los gustos personales, en nuestra cultura callejera y vernácula Raphael como personaje, más que como cantante, es un referente reconocido e importante. La genialidad de de la Iglesia estuvo en echar mano de este mito popular para desde la burla rendirle un merecido homenaje y de paso aprovecharlo para caricaturizar el mundo del espectáculo con sus vanidades y veleidades. Fantástico y muy profesional que Raphael se haya prestado para su propia parodia y genial la idea de su director de jugársela, alternando irreverencia y admiración, con un personaje tan venerado y vilipendiado, como querido y despreciado pero siempre, por más de medio siglo, presente en el gran imaginario hispano parlante.

MI GRAN NOCHE SEC DEF

Como película Mi gran noche sucumbe a la tentación centrífuga de la anarquía. Todo gira en torno a nada y es esa nada la que termina devorándolo todo. Las confusiones de la comedia funcionan bien si no atiborran la historia; si lo hacen, si la recargan, enredan al espectador y le quitan tempo a la narración. En más de una ocasión el ritmo de Mi gran noche resulta caótico y eso resiente las microhistorias que se cuentan, a la vez que debilita sus personajes. Con todo, estamos ante una comedia llena de inteligencia y atrevimientos que poco cuidado le presta a la prudencia y a la discreción con las ventajas y riesgos que ello conlleva. Para los latinoamericanos el humor español es, comparado con el nuestro, desparpajado y directo cuando no, basto e incluso ordinario. Digo esto porque es probable que en pasajes de la película donde uno vea confusión, desmesura y exageración otros encuentren un entretenido collage de situaciones graciosas. Lo cierto y rescatable en el caso de Mi gran noche es que con su tono ruidoso y alterado envuelve y captura al espectador garantizándole un buen rato.

No siempre vamos al cine tras huellas imborrables o marcas indelebles; a veces basta y sobra con cien minutos de buena entretención. Eso, se los aseguro, lo logra Mi gran noche con un Raphael extraordinario que sin inncesarios despliegues actorales sabe perfectamente transmitir y emocionar. De acuerdo con de la Iglesia, gústenos o no, le llevamos dentro.

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