Mambo Cool
Autora7
7Buena
Puntuación de los lectores: (3 Votes)
6.0

AÑO: 2013

DURACIÓN: 62 min.

GÉNERO: Drama, Documental

PAÍS: Colombia

DIRECTOR: José Ignacio Pardo

ESTRELLAS: Jorge Gaviria, Hernán Padilla, Nelson María Betancur

 

El bajo mundo a ritmo de mambo

En un híbrido entre documental y puesta en escena, como se está volviendo cada vez más habitual en el “cine de festivales”, Mambo Cool, es una singular película del norteamericano Chris Gude, que relata la vida en medio de la droga, la indigencia y la prostitución en Medellín.

Cargada de planos cercanos de los personajes, en los que la composición de la imagen es cuidada y expresiva en su minimalismo, llena de contrastes de luz y color, con diálogos que provienen en su gran mayoría del fuera de campo (vemos a quien escucha, no al que habla), y con una música sugerente —a cargo de David Oquendo—, la historia se pierde sin un derrotero fijo, siguiendo a los personajes en su deambular por el bajo mundo, intercambiando narcóticos e ideas.

Mambo Cool posterEn una búsqueda poética que no siempre mantiene el mismo nivel, a los personajes se los intenta mirar con respeto, entender su dignidad a pesar de la situación compleja en la que han caído y que habitualmente es rechazada por la sociedad. Sin embargo, al tratarse de un retrato coral —aunque tiene un aglutinador, el dealer—, los protagonistas en muchos casos se desdibujan, sus líneas de diálogo resultan acartonadas por la puesta en escena y la fluidez perseguida se entrecorta en la fragmentación que no permite amarrar el relato en torno a un elemento que le de cohesión aun en su diversidad, más allá de la venta y el consumo de las drogas.

No obstante, si hay algunos problemas estructurales o argumentales, la plasticidad de las imágenes es impecable. Cada plano es una obra en sí misma, en la que el ojo del director, en su elección de encuadres, la angulación, la composición, está apoyado firmemente en el trabajo de dirección de arte, con una elección de localizaciones —que se ven siempre parcialmente, muchas veces incluso son fragmentos irreconocibles—, vestuario y maquillaje contundentes, basados sobre todo en la elección y el contraste de colores, y en la iluminación, que juega con claroscuros, sombras fuertes e instantes luminosos.

La cámara no se mueve, los planos son reiterativos, el ritmo de la cinta es lento, movido más por las voces de los personajes, en su deambular, y sobre todo por el diseño sonoro, en el que los ruidos adquieren un sentido y la música poco a poco se va tomando su espacio protagónico, que al comienzo no es evidente.

El resultado final es un acercamiento serio a los personajes, al que si bien le puede faltar un poco de intimidad y de espontaneidad, le sobran fuerza, serenidad y honestidad. Una mirada foránea que es capaz de ver sin prejuicios. Seres que podrían verse degradados en casi cualquier otro discurso aquí son dignificados y, más que eso, no resultan una excusa para la estética de lo grotesco sino parte de una pieza con valor artístico en sí misma.

Mambo Cool representa un cine distinto, experimental en alguna medida —aunque a estas alturas ya todo se haya probado— en el que el límite entre la realidad y la ficción no es muy claro, y lo único cierto es la apuesta autoral.

Sobre El Autor

Colaboradora (Bogotá, Colombia)

Escritora, docente, crítica y teórica del cine, semióloga, mamá y marida… Una vida llena de pasión, de afectos, de cine y de literatura. Dedicada además a la docencia en la Universidad de los Andes, la Jorge Tadeo Lozano y en el pasado en la Javeriana, en las áreas de cine y semiótica.

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