Los miserables
Humberto Santana8.5
LO MEJOR
  • Tensa, atrapante y profundamente reflexiva
8.5Muy buena

TÍTULO ORIGINAL: Les misérables

AÑO: 2019

DURACIÓN: 1 hora 44 min

GÉNERO: Drama, Crimen

PAÍS: Francia

DIRECTOR:  Ladj Ly

ESTRELLAS: Damien Bonnard, Alexis Manenti, Djibril Zonga, Jeanne Balibar, Steve Tientcheu, Issa Perica, Al-Hassan Ly, Almamy Kanoute

 

Los  miserables, el primer largometraje del director francés de ascendencia malí, Ladj Ly, atrapa inmediatamente. Su atmósfera tangible, su ritmo firme y envolvente -que hace sentir casi como si se viviera la historia en tiempo real- capturan la atención de principio a fin, generando no solamente un interés absorbente por el desarrollo de los sucesos, sino agregando además una especie de tensión placentera, de esa que generan los buenos thrillers.

Pero Ly quiere hacer mucho más que entretener, y más allá de transmitir sus potentes mensajes sociales, sorprende por la inteligencia de su planteamiento, sensato y balanceado, que logra así mismo algo aún más valorable, alejado de sesgos y manipulaciones: un espacio profundo para la reflexión.

Los miserables se basa en la experiencia propia de su director, quien creció en las calles del suburbio parisino Montfermeil, predominantemente musulmán y muy pobre. Un submundo que funciona bajo sus propias leyes y códigos, abandonado por el Estado en muchos sentidos, casi que reduciendo su interacción a la presencia de una fuerza policial que, abandonada allí también, se retrata sin una ideología de manejo sólida, sin más herramientas que la relativa autoridad que otorgan sus placas y sus armas, torpe y arbitraria, hostil y -precisamente por todo esto- frágil al mismo tiempo.

 

 

La historia se cuenta desde los zapatos de tres policías que patrullan la zona. Uno recién llegado, casi académico, uno surgido de la misma comunidad que ahora patrulla, y un comandante que sólo conoce para sus funciones policiales el mecanismo tradicional de intimidar maltratando, lleno de constantes comportamientos abusivos que, si bien marcan cierto halo de protección dentro de un mundo áspero y peligroso, generan también un rechazo generalizado hacia la fuerza pública, embebido desde hace décadas en la cultura de las calles.

Si bien todo ocurre en un mundo donde la dinámica (como es de suponerse) es controlada por los adultos a través de una estructura que abarca -con fronteras muy delgadas o inexistentes entre unos y otros- desde los jefes de las diferentes mafias hasta los líderes espirituales, el director Ly otorga una relevancia clara y directa a la interacción con los niños y los jóvenes, encarnados por actores naturales del lugar. Al finalizar la proyección,  aparece una frase de Victor Hugo que no solamente conecta la película con la novela, sino que hace el señalamiento contundentemente: No hay tal cosa como malas hierbas, ni hay malos hombres, solo malos cultivadores.

 

 

Y si bien los policías se presentan en gran medida como rufianes, no son ellos directamente los villanos, son tan solo un síntoma, la cara de una problemática social mucho más profunda y compleja, que en cierta forma los convierte en otro tipo de víctimas. Es como si la dinámica social, con el estado a la cabeza, encendiera una olla de presión en la que la policía es la encargada de ser el dedo en la válvula de escape, a pesar de saber que un día podrá estallar.

 

 

Los miserables llega en un momento en el que la relevancia del tema de las acciones policiales excesivas a nivel global no podría ser mayor. Pero mientras muchos se plantean cómo acotar estos excesos, la película de Ladj Ly, a través de una historia muy cercana a la realidad que se narra con inteligencia y un balance incuestionable, va más allá y abre un espacio de reflexión en el que las reformas necesarias probablemente tendrían que incluir a unos y otros, a toda una sociedad, a todo un modelo de vida.