La linterna rojaAndrés Quintero8LO MEJORSus encuadres y planosSu misteriosa y perturbadora atmósfera La dirección de Zhang YimouLO MALOQuizás para alguien, su simplicidad y lentitud2020-03-188Muy buenaTÍTULO ORIGINAL: Da hong Deng long Gao gao Gua OTROS TÍTULOS: Esposas y concubinas AÑO: 1991 DURACIÓN: 2h 5min GÉNERO: Drama PAÍS: China DIRECTOR: Zhang Yimou ESTRELLAS: Gong Li, Jin Shuyuan, Cao Cuifen, He Caifei, Ma Jingwu, Qi Zhao, Weimin Ding, Zhihgang Cui, Chu Xiao Tiempos aciagos estos. De repente, sin mayor preparación y con una raquítica comprensión de lo que está sucediendo, estamos confinados en casa. El enemigo, tan etéreo como virulento, se agazapa en todas las esquinas, en las barandas metálicas, en las manos del otro, en su mirada vidriosa y temerosa. De manera sutil se nos obliga a reinventar nuestras rutinas calmándonos con el torpe consuelo de estar trabajando desde casa. Hay quienes, ávidos siempre de información, se pasan el día pegados a sus pantallas. Quieren saberlo y conocerlo todo. Desde los reportes laberínticos de los epidemiólogos, hasta los chistes flojos que pululan alrededor del tema. Hay quienes, alentados por un impulso que saben pasajero, bajan del alto estante de la biblioteca su costosa edición del Ulises. Esta vez sí, se dicen sin creérselo del todo. Y hay quienes, como yo, capotean estos extraños días viendo esas películas que de otra forma muy seguramente nunca verían. Después de una búsqueda donde dejé que el azar se encargara de casi todo, di con Linterna roja, la película del director chino Zhang Yimou que en el año 1991 mereció varios premios y nominaciones, casi todos a mejor película de habla no inglesa. Para verla, con subtítulos en español, la siguiente opoción : https://www.youtube.com/watch?v=7l02p9CC0tw&t=5331s La bella Songlian (Gong Li), con apenas 19 años, se convierte en la cuarta esposa de Chen Zouquian (Ma Jingwu) , un hombre acaudalado que se da el lujo – secundado por la tradición que legitima tal infamia – de convivir con sus cuatro esposas a las que hospeda, caprichosa y lujosamente, en habitaciones vecinas que más parecen casas contiguas. Las linternas rojas, lámparas enormes y enigmáticas que cuelgan de los altos techos, son la clave de esta inusual convivencia. Según cual sea la circunstancia y la voluntad del amo, se las prende, o apaga, o cuelga, o cubre. Indicadores tan bellos como malignos de unas vidas que discurren en un medio de una solemnidad casi gélida que esconde odios y pasiones en permanente ebullición. El lenguaje visual de Yimou es, de principio a fin, magistral . Sus planos y encuadres transmiten una sensación ambigua que entremezcla preciosismo, misterio y grandeza. Todo parece sumergido en aguas profundas y, a la vez, detenido en un momento eterno sin coordenadas en el tiempo. La cámara realza la soledad de unas construcciones majestuosas que fungen como testigos mudos de la insania de unas relaciones que tras sus vistosos ritos esconden dolorosas fracturas. Cuatro mujeres creen estar disputándose al mismo hombre cuando en realidad lo que procuran es hallarse a sí mismas o a lo que de sí mismas ha dejado una vida de privaciones, frustraciones y discriminaciones. Linterna roja produce un efecto difícil de describir. No es el propio de la inmersión anímica en un drama tormentoso y singular ni es , tampoco, esa elevación que se alcanza con una muy bien trabajada estética que bordea la perfección. Se trata, por el contrario, de un efecto embriagador, casi narcótico, que va causándose a medida que la historia discurre, no como una sucesión de eventos en el tiempo, sino como un serpenteo sigiloso que roza, sin pretender descifrarlos, los jeroglíficos del alma humana.
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