La jugada maestra
Humberto Santana6.5
LO MEJOR
  • Captura el interés, al punto de querer saber más sobre Fischer después de ver la película
  • Las actuaciones, en especial la de Liev Schreiber (Spassky)
  • La ambientación
LO MALO
  • Ciertas soluciones facilistas y algo de efectismo que tienden a dejar una sensación de artificialidad por momentos
6.5Interesante

PAWN posterTÍTULO ORIGINAL: Pawn Sacrifice

OTROS TÍTULOS: El caso Fischer

AÑO: 2015

DURACIÓN: 1h 55min

GÉNERO: Drama, Biografía

PAÍS: Estados Unidos

DIRECTOR:  Edward Zwick

ESTRELLAS: Tobey Maguire, Liev Schreiber, Michael Stuhlbarg, Peter Sarsgaard

 

Bobby Fischer es sin duda el ajedrecista más famoso de la historia. Su genialidad, sus actitudes bizarras y el haber sido el único capaz de terminar la hegemonía soviética en el ajedrez en plena Guerra Fría, lo catapultaron a la fama mundial a principios de los setentas. El director Edward Zwick (The Last Samurai – 2003, Blood Diamond – 2006) trae su historia por primera vez en la pantalla grande, reclutando un gran elenco y logrando una minuciosa y convincente ambientación.

Si bien el actor Tobey Maguire logra una correcta interpretación de Fischer, mostrándolo al mismo tiempo como el genio y como la persona perturbada mentalmente que fue, la película nos acerca solamente parcialmente al personaje, hay una distancia que nunca se sobrepasa o, por ponerlo de otra forma, la película nos acerca más a la historia que al personaje, lo cual no es un detalle menor tratándose de una biografía.

Parte de esa sensación quizás se debe a que el director Zwick parece concentrarse más en agregar emoción y dramatismo a los capítulos de la historia de Fischer, que a los pensamientos o sentimientos del personaje central. Se podría decir que cae tangencialmente en el tan criticado «efectismo», que si bien puede arruinar por completo una película haciéndola postiza y predecible, puede también muchas veces capturar y hacer pasar un rato muy entretenido. La jugada maestra está más cerca de lo segundo que de lo primero, y si bien por momentos se sienten algo artificiales o facilistas ciertas situaciones, como cuando Fischer pierde no una partida de ajedrez sino su virginidad, Zwick logra una narración que captura el interés desde el principio.

la jugada maestra secundaria

Si se piensa en «lo poco cinematográfico» que puede ser una partida de ajedrez, son absolutamente entendibles la decisiones de Fischer. Consigue que la película sea muy entretenida, especialmente en su parte final, en la que la aparición de Liev Schreiber en el papel del «némesis» ajedrecista soviético (Boris Spassky), da un giro fundamental en la historia, de la que hace parte el famoso «Match del siglo». Son en realidad las interpretaciones de Schreiber, Peter Sarsgaard y Michael Stuhlbarg las que complementan y condimentan la actuación de Maguire, retratando el mundo de la alta competición ajedrecista y su significado durante la Guerra Fría, símbolo de la supremacía del intelecto.

El logro de la película es que consigue, además, retratar desde la distancia a Bobby Fischer capturando una característica menos infrecuente de lo que se piensa en este tipo de inteligencia: personas que ven como su genialidad está inevitablemente acompañada de cierta discapacidad para lidiar con lo cotidiano, con lo ordinario, con «el mundo real», y en casos como el de Fischer, víctimas de desórdenes mentales como la paranoia o la esquizofrenia que tristemente eliminan la posibilidad de seguir aportando positivamente a la sociedad.

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Dirección Distinta Mirada

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