Juegos del esteAndrés Quintero75%LO MEJOREl ojo maestro de su directorLa naturalidad de sus personajesLO MALOLa debilidad de su historia2020-03-2575%BuenaPuntuación de los lectores: (0 Votes)0%TÍTULO ORIGINAL: Iztochni piesi AÑO: 2009 DURACIÓN: 1h 23min GÉNERO: Drama PAÍS: Bulgaria DIRECTOR: Kamen Kalev ESTRELLAS: Christo Christov, Ovanes Torosian, Saadet Isil Aksoy, Nikolina Yancheva, Anjela Nedyalkova AJuegos del este, la película búlgara del director Kamen Kalev, se puede entrar por distintas puertas. Está la principal, espaciosa y amplia, que conduce al recibidor. Los cuadros que lo decoran son fotografías de una Bulgaria roída por el óxido de una democracia que aún compite – en posición de desventaja – con los estertores de un sistema comunista obsesionado en proyectar sus fantasmas sobre las fachadas ruinosas de la ciudad . Al lado de las fotos urbanas están los retratos, amargos y apesadumbrados, de sus habitantes. Seres que deambulan por una ciudad desvencijada que no ofrece, especialmente a sus jóvenes, futuro alguno. Es el caso de los hermanos Georgi e Itso que andan por ahí con la brújula enclenque de la mera subsistencia. El uno, llevado por la inercia y por una personalidad de gelatina, se junta con bandas violentas y xenófobas. El otro, preso de distintas adicciones pero con el salvavidas agujereado de su sensibilidad artística, intenta encontrarle algún sentido a la existencia. Así vista, Juegos del este no puede más que dejar ese sabor amargo de unas historias sin fuerza y sin alma, que solo dejan al pasar pesadez y desesperanza. Pero por otra puerta, lateral y estrecha, también se puede entrar a Juegos del este. Es la que, más allá de la desolación que atraviesa toda la película , se detiene en la manera como Kalev capta y transmite esa misma desolación. Nadie discute que de Juegos del este no se sale con el alma henchida de alegría y esperanza; nadie le niega sus oscuridades y sus sombras pero lo que la hace destacable es el ojo de su director, su talentosa capacidad para transmitir, sin maquillajes ni moralejas apresuradas, esa desazón de un pueblo que se busca sin querer verdaderamente hallarse. No se trata, como a simple vista pudiera parecer, de hacer con la cámara una panorámica de la ciudad derruida y avejentada o de posarla, a punto de primeros planos, sobre los rostros inexpresivos de sus moradores. Se trata – y ese el don valioso y escaso que convierte a Kalev en un gran director – de hacer hablar a las cosas y a las personas en un lenguaje conmovedor y real. La virtud de extraerle a lo que se mira y oye, su esencia oculta, su elocuente mudez. Que ese realismo nos resulte incómodo o indeseable o que no sea eso lo que queremos encontrar cuando vemos una película, es una cosa distinta. Lo cierto es que viendo Juegos del este desde esta perspectiva, entrándole por esta puerta, es imposible sustraerse de su melancolía envolvente y, sin falsos masoquismos, imposible también, no disfrutarla enormemente. Juegos del este a la que pudiera reprochársele su falta de historia, tiene su propia historia. Su director Kalev quiso con ella captar y expresar un momento especial en la vida de su amigo Christo Christov, valiéndose, en el rol protagónico, del propio Christov. Otros actores de la película igualmente se representaron a sí mismos. Christov, sin cumplir aún sus cuarenta años, murió en el 2008. En el 2009 se estrenó Juegos del este. Que la haya protagonizado el propio Christo (no confundirlo con el director búlgaro de igual nombre nacido en 1926 y muerto en el 2007) y que haya fallecido casi al tiempo con la terminación del rodaje, son hechos que le dan un especial efecto y un eco desestabilizador, pero ni el uno ni el otro opacan ese saber ver y ese saber contar que caracterizan a un buen director. Así lo deja demostrado Kalev en estos juegos del este que responden más al concepto de correr un riesgo -jugársela- que aquel otro del divertirse o entretenerse. La belleza ha sido, es y será un infaltable recurso del cine. Decía mi mamá que en el cine todos eran bellos y que era eso lo que lo hacía bello. Parte de razón tenía y fue quizás esa misma razón la que llevó a Kalev a escoger a la bella y talentosa actriz turca Saadet Aksoy para representar a Isil, la enigmática mujer que alumbra por un momento la atribulada existencia de Christov. Desde hace ya un buen tiempo es mucho y muy bueno el cine que se hace en distintas latitudes del planeta. Mucho de ese cine no roza siquiera, ya no nuestras carteleras que se han vuelvo un referente escaso, sino nuestras propias opciones de ver cine. Páginas como MUBI son una muy valiosa opción para correr el cerco y, al paso de cada cual, ir experimentando otras sensibilidades, otros sentidos y otras estéticas de lo que es, en su más amplia significación, el cine. (Juegos del este puede verse por tiempo limitado en MUBI aquí)
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