Guasón
Humberto Santana7
LO MEJOR
  • Joaquin Phoenix. Sus bailes.
LO MALO
  • La falta de coraje y consecuencia en la dirección.
7Buena

TÍTULO ORIGINAL: Joker

AÑO: 2019

DURACIÓN: 2h 2min

GÉNERO: Drama, Crimen

PAÍS: Estados Unidos

DIRECTOR:  Todd Phillips

ESTRELLAS: Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Zazie Beetz

 

«La peor parte de tener una enfermedad mental es que la gente espera que te comportes como si no la tuvieras»

Arthur Fleck

 

Guasón, la taquillera película de Todd Phillips (director de Hangover), a pesar de tener al villano como centro, a pesar de ser sobre el némesis del superhéroe más humano y con más empatía de los últimos tiempos, a pesar (y quizás por esto mismo) de tratarse del anti-héroe, sigue siendo una película de superhéroes. Tiempo después de haberla visto tendremos que admitir que -para la ira del mismísimo Guasón- realmente se trata de un fragmento indispensable de la historia de Batman. Y al igual que The Dark Knight marcó un punto a partir del cuál las películas de superhéroes no serían como antes de ella, después de Joker las películas de superhéroes no podrán ser lo que hasta ahora han sido. Joker no solo quiere que sepamos que es un villano; quiere que entendamos el origen de su maldad, y es por eso que cualquier película que simplemente aterrice al malo en la trama de la nada se quedará corta, cualquiera que no permita entender motivaciones, lógicas y anti-lógicas será incompleta, facilista y probablemente vana.

 

 

La película de Phillips es ambiciosa y, en cierto sentido, difícil de definir. No es una película típicamente dramática. No tiene la carga de acción y adrenalina de las demás películas de superhéroes. No emplea siquiera una fracción de los efectos especiales de cualquier película del género. Tiene tan solo unos destellos de comedia, a pesar de que su personaje principal hubiera podido ser la excusa perfecta para el más agudo humor negro. Y si bien Joker tiene las mejores intenciones, varios logros memorables y algunos elementos geniales, al ponerla bajo la lupa, esta ambición y este ser un poco de todo y de nada le termina pasando una cuenta de cobro significativa.

Arthur Fleck proviene de un hogar sin padre, vive aún con su madre, a quien cuida abnegadamente en su destartalado apartamento, y mientras sueña con ser un comediante exitoso viviendo una fantasía televisiva, trabaja como payaso de almacén en las calles. Siempre al borde del desequilibrio, su vida ha estado marcada por el rechazo y la incomprensión. Y es aquí donde aparece uno de los elementos más potentes de la película. Son los delincuentes victimarios, o son en el fondo víctimas? Visto como un fenómeno por la sociedad, agredido hasta el cansancio, reclutado en un tratamiento sicológico mediocre a cambio de un programa médico sólido, la historia inicial de Arthur conmueve y genera tanta empatía que es inevitable estar de su lado, hasta el punto de ser arrastrados a cuestionar la idoneidad de la mismísima familia Wayne. Por un largo rato y casi sin darnos cuenta, sentimos alivio y una sensación de anhelada justicia ante ciertas reacciones de Arthur, una reivindicación del más débil ante el opresor, a pesar de lo criminal de sus acciones. El trasfondo en el que todo esto sucede no solamente es cuestionante y un marco excepcional para la historia, sino que plantea un escenario social en el que la desigualdad y la discriminación son el combustible ideal para la violencia. Phillips no está sin embargo demasiado interesado en ahondar en el rompimiento de valores que esto implica, y es por esto que por momentos casi que se siente como si la justificara.

 

 

La escogencia de Joaquin Phoenix para el papel protagónico difícilmente hubiera podido ser mejor. Arthur es un fenómeno, pero al mismo tiempo es humano, vulnerable y hasta ingenuo. Su transformación física, sus movimientos, su expresión corporal y facial acentúan esa inmensa soledad y la tristeza que se percibe aunque ría. Tan tentador como puede ser comparar su actuación con la de Heath Ledger, siendo las dos monumentales y sin revelar argumentos para preferir una u otra, los momentos de los personajes son muy diferentes. El Joker de Ledger está completamente zafado (ya no queda nada cuerdo allí), es inteligente, dominante, peligroso y por esto mismo aterrador. Una verdadera amenaza para Batman. El de Phoenix, aunque desequilibrado, está en proceso de radicalización y sigue siendo frágil, lejos de representar un verdadero peligro cara a cara con el superhéroe. Tendrá varios años para hacerse más contundente ya que Bruce Wayne es aquí apenas un niño. En este sentido se puede decir que las dos actuaciones se complementan perfectamente.

Otro de los puntos altos, que se complementa con la actuación, es la gran banda sonora y el buen manejo que se le da: melancólica, irónica, picante, sirve además de trasfondo para uno de los elementos fundamentales del personaje que Joaquin Phoenix fabrica: sus repetidos bailes. Con o sin música, imperfectos y eficaces a la vez, son indispensables en la proyección que el actor logra al contrastar su infinita tristeza con la alegría solitaria del baile, como si poco a poco aprendiera a través de este a disfrutar su aflicción, a ser feliz a través de su tristeza.

 

 

Siendo la actuación de Phoenix destacable, cargando como carga todo el peso de la película, logrando todo lo que logra gracias a su inmenso talento actoral, aunque gane todas las premiaciones que seguramente ganará, su Joker se siente limitado, restringido. Y claramente no es su culpa; radica en la dirección. Al Guasón lo vemos desde afuera, no entramos en su cabeza. Vemos su espalda transformada asemejando una especie de insecto depredador, vemos lo que ocurre, cómo reacciona y a qué reacciona, pero no llegamos a vivenciarlo. Los puntos de quiebre en el proceso de su metamorfosis son más calculados que capaces de transmitir las emociones y conflictos detrás de ellos, haciéndolos menos naturales.

Y lo anterior obedece a algo que se ve reflejado en varios aspectos de la película: la falta de coraje en la dirección cinematográfica. Limitación de la construcción del personaje, quizás por el miedo a que resultara demasiado densa la película, explicaciones innecesarias y facilistas a cambio de hacer una narración más retadora para el espectador, y en general la falta de consecuencia con los ambiciosos objetivos dramáticos en que decidió embarcarse el director hacen que sea más fácil ver el vaso medio vacío que verlo medio lleno. No obstante, Joker tendrá una merecida inmensa taquilla. Estarán aquellos espectadores satisfechos que desprevenidamente apreciarán la disección de los orígenes del Guasón y el gran peso dramático que se le imprime (en especial para ser una película de este género); estarán los fanáticos de la acción en las películas de superhéroes que bostezarán ante tanto diálogo; y estarán los espectadores que, una vez inmersos en el drama, esperaban más. Todos discutiendo acaloradamente sus argumentos. Exactamente lo que el Guasón querría de su película.

 

 

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Dirección Distinta Mirada

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