ElvisAndres Quintero8LO MEJORTom HanksAunque no del gusto de todo el mundo, el inconfundible estilo de Baz LuhrmannAnte la vastedad de la historia por contar, la concreción de su guiónLO MALO30 o 40 minutos de másPara algunos, no haberle prestado atención a ciertos aspectos de la vida del ídolo2022-07-208BuenaTÍTULO ORIGINAL: Elvis AÑO: 2022 DURACIÓN: 2 horas 39 minutos GÉNERO: Drama, Biografía PAÍS: Australia DIRECTOR: Baz Luhrmann ESTRELLAS: Austin Butler, Tom Hanks, Olivia DeJonge, Richard Roxburgh, Helen Thomson, David Wenham Leyendo aquí y allá reseñas, críticas – o cualquiera sea el nombre de esas notas – sobre películas, he llegado a la conclusión de que lo más fácil y lo más común es afilar la pluma y realzar, antes que lo bueno, lo defectuoso o malo de un específico trabajo cinematográfico. Ese estilo, arrogante, destructivo y por demás bastante generalizado, pareciera darle al autor un aura de suficiencia y dudosa intelectualidad que no pasa de ser, como yo lo veo, un tufillo de engreimiento y petulancia. Si una nota sobre una película se deja llevar por la emoción será, por cuenta de un juicio de muy cuestionable validez, una nota mediocre o, en el mejor de los casos, quizás bien lograda pero desprovista de peso y contenido. Si, por el contrario, la nota es ácida y está plagada de citas y referencias que denotan conocimientos agudos, la tribuna la aplaudirá, así no la entienda y así sienta que no refleja lo que vio y sintió frente a la pantalla. En el caso de Elvis, dirigida por el australiano Baz Luhrmann, podrá decirse, con ese tono altivo y algo despectivo, que la película es un video clip emotivo pero no un drama bien construido; que no profundizó en aspectos tan importantes de la vida del ídolo como la relación con su madre o su tiempo de servicio militar; que se enfocó exageradamente en la relación de Elvis con su manager y que tal otra y otra cosa. Pero también puede decirse que Luhrmann, fiel a su estilo, armó una historia vibrante que muestra el surgimiento, consolidación y decadencia de esta máxima estrella. Claro que al hijo de Memphis, al rey del rock and roll, pudo habérsele retratado de otra forma. Eso siempre pasará con las películas biográficas pero eso mismo no invalida el enfoque por el que un director se decida. En el Elvis de Luhrmann hay algo, como lo hubo en el propio Elvis, de exageración y caos y eso es lo que le da la película, no solo un ritmo envolvente y trepidante, sino también un halo de compasión y solidaridad con un hombre que, más allá del mito, mientras tocaba el cielo con las manos, sentía como todo a su alrededor se iba volviendo pedazos. El resultado final, un trabajo consistente y atractivo que, en lugar de rendir homenajes, se sumerge, desde la orilla que elige, en las aguas turbulentas de un personaje único, adorado y desconcertante. Cuando se decide llevar a la pantalla la vida de alguien, De Elvis Presley en este caso, no se trata, creo yo, de reproducirla o contarla con fría fidelidad porque eso es, sino imposible, al menos sí insaboro y estéril; se trata, por el contrario, de dar una versión, acertada pero también tergiversada, de un ídolo tan venerado como incomprendido. De Elvis no se puede hablar sin echar mano de lo extremo, sin apelar, como sus fans de primera fila, a la pasión desbordada. Le película de Luhrmann recorre la vida del ícono sirviéndose, como eje narrativo, de su relación con el coronel Parker, el hombre que lo descubrió, catapultó a la fama y luego, según muchos, desterró al olvido y a la perdición. Tom Hanks, genial y versátil como siempre, logra un Parker impecable al que el espectador odia desde el principio y al que terminará culpando, con y sin razón, de las desgracias del ídolo. De Elvis se encarga Austin Butler en una actuación más vistosa que la de Hanks pero con varios quilates menos. Cuestión de recorridos y talentos. En todo caso Buster logra una representación muy convincente y, con la ayuda de cámaras audaces y derroches de neón y un vestuario colorido y estrambótico, nos regala un Elvis magnético, taciturno, solitario y grandioso. De regreso a la distinción entre quienes se deleitan afilando su pluma para realzar el defecto y aquellos otros, entre los que me anoto, que gozan destacando aciertos, termino diciendo que Elvis no solo explica viual y sonoramente el porqué de esa muy particular influencia de la música negra en quien fuera la estrella blanca por excelencia, sino que también muestra con un lenguaje visual impactante la importancia, nunca más después vista, de un hombre que literamente cantaba con todo su cuerpo. Esas imágenes que lo captan en todo su éxtasis apoyado apenas en la punta de sus pies, nos regalan un Elvis inmenso superado apenas por esa grabación final de un Elvis, el original, ya cansado de la vida, con evidente sobrepeso pero siempre con una voz profunda, portentosa e inolvidable . Acá la grabación histórica https://youtu.be/WClMVWVMEXc
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