Últimos días en el desiertoHumberto Santana7.5LO MEJOREl paralelo de los dilemas entre padre e hijo, y entre el Padre y el HijoLa fotografíaUna película que se disfruta también después haberla visto... pensándolaLO MALOQue un desenlace muy bien diseñado, frente a la pantalla no se termine sintiendo del todo como se pensó, como debería haber sido2016-08-117.5BuenaTÍTULO ORIGINAL: Last Days in the Desert OTROS TÍTULOS: Los últimos días en el desierto AÑO: 2016 DURACIÓN: 1h 38min GÉNERO: Drama PAÍS: Estados Unidos DIRECTOR: Rodrigo García ESTRELLAS: Ewan McGregor, Tye Sheridan, Ayelet Zurer, Ciarán Hinds, Susan Gray La película más reciente del director Rodrigo García (quien además escribe el guión), hijo de Gabriel García Márquez, está inspirada en el pasaje bíblico de la Tentación de Jesús. En este relato que participó en Sundance, Jesús (Ewan McGregor) se ha internado en el desierto para ayunar y meditar, y es allí donde Satanás hace sus apariciones para tentarlo. Una gran fotografía de Emmanuel Lubezki (ganador de 3 premios Oscar por Gravedad, Birdman y The Revenant) no solamente añade una gran estética a esta producción, sino que enfatiza la dureza de la prueba, y termina siendo -intencional y acertadamente- una de las protagonistas. El primer gran logro de esta película es que consigue mostrarnos un Jesús muy humano. Sí, sabemos que Jesús es el hijo de Dios hecho hombre, pero si lo traemos desprevenidamente de nuestro subconsciente, a Jesús lo percibimos más como lo primero que como lo segundo, lo vemos más como el hijo de Dios, o Dios mismo, y en esta percepción dejamos un poco de lado al caminante, al predicador, al hombre. El personaje de Ewan McGregor no solamente es absolutamente creíble, sin duda el eje de la película, sino que genera rápidamente una empatía que nos engancha con el relato. El Jesús de Últimos días en el desierto es cercano, real, pisa no esos parajes míticos inalcanzables, sino la misma tierra que podemos pisar todos, aún más de 2000 años después. Satanás, por otro lado, protagonizado también por McGregor, aunque sagaz en su maldad, es un ser mundano. Alejado completamente de las representaciones que lo muestran como ese ser aterrador que utiliza constantemente poderes sobrenaturales para torturar a los mortales, es aquí un tipo común y hasta transparente, que inclusive por momentos llega a ser simpático. Es así como logra acercarse en algún momento a Jesús, es así como sagazmente fabrica su ataque, viejo conocedor del arma más poderosa en contra de la fe: la duda. La maldad se muestra menos evidente, más real y, de alguna forma, conviviendo con el bien dentro de cada persona; el hecho de que Jesús y Satanás sean encarnados por el mismo actor es una declaración de intenciones del director. Hay cierta sensación de obra de teatro en Últimos días en el desierto. Y es también uno de los aciertos. El ritmo de la película es cadencioso y, dirán algunos, requiere de cierta paciencia desde la perspectiva cinematográfica, pero cuando se consigue dejarse llevar por su compás, la tensión dramática entre Jesús y Satanás es atrapante. Los diálogos son entretenidos, inteligentes, punzantes y retadores. Están llenos de detalles que llaman la atención, como el hecho de que en ese punto, Satanás ha estado realmente más cerca de Dios que el mismo Jesús, ha estado en su presencia y de alguna forma lo conoce mejor… y Jesús sentirá curiosidad. Pero quizás lo más llamativo de la de la película es la forma como se convierte en una historia sobre la relación entre padres e hijos. En su camino, Jesús encuentra una familia (padre, madre enferma e hijo) que vive en el desierto por convicción del padre y un poco en contra de la voluntad del hijo, decidiendo Jesús quedarse con ellos un tiempo. Alejándose totalmente de obviedades y lugares comunes, se termina trazando así un paralelo entre la relación de cualquier padre e hijo, y la relación de Dios padre y Jesús hijo. Es este el aspecto en el que termina centrándose la película, y el que le aporta más novedad creativa, contenido y belleza. Si a continuación relatara cómo se desenvuelve la historia, cómo se concluye la película, seguramente coincidirían en que tiene muchos elementos que redondean una gran película. Sin embargo, sin que esto demerite de ninguna forma todo lo dicho, sentado frente a la pantalla, las sensaciones en la parte final no llegaron a corresponder -del todo- con las de la parte inicial. Y es este un efecto extraño, porque ya habiéndose terminado la proyección, entre más se piensa en la película, más detalles interesantes se concientizan, más aspectos se admiran… más gusta. Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Recibir un correo electrónico con los siguientes comentarios a esta entrada. Recibir un correo electrónico con cada nueva entrada.